Desde hace varios días el Dr. Tuga está encerrado en su casa, con las persianas bajas. Yo trato de no llamarlo, para no molestarlo, pero a veces no puedo resistir la tentación de saber cómo está, si necesita algo. Entonces marco su número, lo llamo. El Dr. deja que el teléfono suene un rato; después, levanta el tubo. Silencio. No dice "Hola" ni nada. Por fin, tímidamente:
-Doctor -susurro-. Doctor...
Entonces el Dr. Tuga cuelga y yo me quedo con el teléfono en la mano oyendo el ruido intermitente de la línea inconexa.
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5 comentarios:
no será mejor que salga un poco ese Dr? Tanto encierro no es bueno...
Sí, yo no me canso de decírselo, pero él no hace otra cosa que insultarme!
permisame pensar distinto dejen al doctor en paz cuando se aburra de escrutar ladrillos volvera a la calle, sin insultos y sin telefonos.
Me río mucho con estas cosas, Pedro. me gusta ese personaje, me hace acordar a algunas tiras de Adult Swing.
Adult Swing? Me mataste, Pablo. Ni idea de quién se trata. Pero para qué están los buscadores de Internet, no? Ahora mismo me voy a desasnar.
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