El Dr. Tuga me había pedido que fuera a visitarlo. Me llamó por teléfono y me dijo:
-Venite. Y si podés traete un kilo de helado. Si traés el helado, yo quiero chocolate con almendras.
Miré el reloj, mientras me incorporaba.
-Doctor -dije- son las doce y media de la noche.
Por respuesta, sólo se oyó un silencio del otro lado de la línea. Esperé.
-Bueno -dije, por fin-. Voy para allá.
Iba en el taxi. Gracias a Dios había podido dar con una heladería abierta en la zona de Boedo. El taxista era un hombre muy gordo, afeminado en su aspecto. Me miraba cada tanto cuando tenía que frenar en los semáforos. Sus ojos en el espejo apuntaban a los míos. Parpadeaba, pero seguía mirándome hasta que yo en un momento alcé las cejas, sonriendo. Entonces el taxista pareció sentirse incómodo y no me volvió a mirar hasta el final del viaje.
-Cuánto es.
-Trece con veinte, trece -dijo.
Le di un billete de diez pesos y dos billetes más de dos pesos cada uno.
Amagó a buscar una moneda.
-Está bien -susurré-. Gracias.
-Por fin -dijo el Dr. Tuga cuando bajó a abrir la puerta-. Pensé que no venías.
-Cómo no voy a venir, Doctor.
-Trajiste chocolate con almendras? -el Dr. miraba la bolsa que yo traía en las manos.
-Sí. Traje un kilo de chocolate con almendras.
-Trajiste un sólo gusto?
-Sí.
-Sos un boludo -dijo-. Dame eso.
Sacó una cuchara del bolsillo del pantalón (había bajado, evidentemente, preparado) retiró la tapa de telgopor del envase y clavó la cuchara en el helado. Lo probó. De su boca salió un gruñido de placer.
-A veces -dijo- sos algo así como mi Hada Madrina.
Lo miré sin saber qué contestarle.
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5 comentarios:
Dos cosas: una, la palabra "telgopor" bien escrita siempre es un placer.
Dos, es un enigma el encanto que lo tiene sometido a los caprichos del Doctor. Y pensandolo bien, los casos que conozco de antojos de helado a la medianoche siempre terminaron algunos meses después en un feliz nacimiento. Me pregunto si el Dr. estará embarazado. Espero que no porque con uno solo como él en el mundo es suficiente.
Serena: tu apreciación acerca del "encanto que lo tiene sometido a los caprichos del Doctor", a ese tipo que escribe, es, sin dudas, el enigma.
En cuanto al embarazo del Dr. Tuga, no creo que esté encinta, aunque con él en verdad nunca se sabe.
Dios quiera que jamás se reproduzca.
el doctor Tuga, sabe que, como, cuando y en que momento. todos quisieramos ser doctor y enfermo, sanador y sanado.
maldito Tuga, el mejor gusto de todos se lo comio en plena noche, es que el chocolate no se lleva bien con el día.
jaja
beso
No creas, Ynsv: yo he visto al Dr. Tuga clavarse unos buenos helados de chocolate en pleno mediodía.
jjajaja decile a tuga que no entiende nada. jjajajajjaja.
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