domingo, 14 de octubre de 2007

UNA NOCHE CURIOSA

Para mí es muy difícil empezar el día de este modo. Anoche el Dr. Tuga me vino a visitar, acá, a mi casa, y finalmente se quedó a dormir. Eran las dos de la mañana y yo le dije:
-Doctor, es tarde. Si quiere, puede quedarse a dormir.
El Dr. Tuga, que había fumado marihuana (porque él a veces fuma marihuana) y acaso estaba algo atontado por efectos de la droga, se había quedado al lado de la puerta, con la campera puesta, mordiendo con curioso frenesí la uña del dedo gordo de su mano izquierda.
-Yo voy a preparar mate -dije-. La invitación ya está hecha.
Me daba bronca. Es que a veces se pone tan estúpido... Anoche estaba particularmente violento, no tanto en su proceder, en sus acciones, sino más bien en la postura, trágica, siempre parcial y siempre fatalista, que suele adoptar a veces respecto de la vida.
Cuando anda así, enojado con el mundo, puede terminar (como ha pasado) con la cara rota, por haberse agarrado a piñas en la calle o también puede suceder que acabe pernoctando en el calabozo de una comisaría.
Lo que pasa es que es un hombre impredecible. Y su carácter! No hablemos de su carácter...
Como habíamos comido pizza, calenté en el tostador unas porciones y las llevé a la mesa del living junto con el termo y con el mate.
El Dr. se había tirado en el sillón, tenía la mirada extraviada, fija en el techo, y su semblante reflejaba una concentración tortuosa digna de mejor causa y no de ésa, porque estaba despatarrado en el sillón mirando el techo como si recorriera un texto escrito ahí exclusivamente para él.
-Doctor -llamé.
No me hizo caso.
-Doctor!
Cerró los ojos, como si se sintiera muy molesto por el hecho de que yo lo llamara. Cebé un matecito dulce y se lo alcancé.
-Tómese un matecito, Doctor, que le va a hacer bien.
Entonces, sucedió. Él volvió a hacerlo. Aunque una vez me prometió entre lágrimas (estaba alcoholizado cuando me lo prometió, es cierto, pero me lo prometió) que no iba a volver a pedirme eso. Pero, evidentemente, a esta altura del partido ya debería yo saber que el Dr. Tuga jamás cumple sus promesas.
Empezó a acariciarse la entrepierna por encima del pantalón, tenía los ojos cerrados y había echado la cabeza para atrás. Movía despacio los labios; parecía murmurar una oración, una suerte de ensalmo sibilino que yo no llegué a entender del todo. Sólo alcancé a oír dos palabras: "Cata, Catita...", aunque ignoro qué significado podían tener esas palabras para él.
Entonces me dijo:
-Dale, amigo... Dale...
Detesto que el Dr. Tuga me diga "amigo". Mi nombre es Alejandro, pero él jamás me llama por mi nombre.
-Dale, loco... -seguía diciendo el Dr. sin dignarse siquiera a abrir los ojos-. Haceme la gauchada...
Conteniendo un hondo sentimiento de asco que se mezclaba con otro sentimiento, acaso más intenso que el primero, de bronca, apoyé el mate en la mesita ratona, me arrodillé a los pies del Dr. Tuga, le bajé el cierre del pantalón de jean y metí la mano por ahí para encontrar su miembro, que ahora estaba completamente rígido; maniobré un poco con él, con los testículos, y finalmente me lo llevé a la boca. El Dr. tuga me agarraba la cabeza, empujándome violentamente hacia su cuerpo y cada vez que él hacía eso el glande me tocaba la garganta...
Yo pensaba: "Pobre, se debe imaginar que está cogiendo vaya uno a saber con quién".
Cuando, por fin, terminó (tengo que decir que terminó adentro de mi boca?), se levantó y se fue al baño, a lavarse. Yo apreté bien los labios, para no manchar el piso del living-comedor, y fui hasta la pileta de la cocina a escupir el semen del Dr. que tenía un gusto amargo, gomoso. Después abrí la canilla y me hice varios buches mientras oía la voz del Dr. Tuga que, desde el baño, cantaba, aparentemente, un área de ópera.





Nota bene: Sr. Kuy, le pido mil disculpas si algunas de las cosas que narro le parecen a Ud. desubicadas o groseras. El único plan que me tracé, a la hora de narrar estas crónicas referidas al Dr.Tuga, es el de ser fiel a los hechos, de manera rigurosa y siempre, desde luego, en la medida en que la exposición de esos hechos no resulte un agravio moral para Ud. o para algún tercero. Le agradezco este espacio que me brinda y le agradeceré también que me haga saber si algo de lo antes expuesto, lo ofende o lo agravia de algún modo.
Cordialmente, suyo,

Alejandro.

8 comentarios:

Pedro Kuy dijo...

Alejandro: no te hagas ningún problema. Yo te ofrecí este espacio sabiendo a lo me exponía. Escribí libremente. Escribí.

Agustín Marangoni dijo...

Gracias por el comentario.
Tus blogs son muy interesantes.
Un abrazo !!!

Pedro Kuy dijo...

Profesor: es un honor para mí tenerlo por acá. El Dr. Tuga también le envía saludos.

LUZ ENCO dijo...

Orales, no me imaginaba ese final. Fue mi remojón en este sitio y me sorprendió.
En hora buena, o mejor, buen provecho.

Serena dijo...

Debo reconocer, para bien o para mal, que el relato tiene tal nivel, o sea: está tan bien hecho, que acotó muchisimo lo obseno del contenido. Alejandro, mi querido, lograste darle naturalidad mientras que quitarle obsenidad a algo desagradable como debe ser (acá me debato entre ser correcta o franca... choto/pitulin/choto/pitulin...) el pitulin de este individuo con el que estoy pensando seriamente en hablar en breve. No puede someterte a tales agravios gratuitamente.
Deci que no tengo cómo ubicarlo.

Brian Jones dijo...

Ahora pasamos a los sabados
siempre a las 23hs
siempre en el Abasto Social Club
Humahuaca 3649
por si te queres pegar una vuelta
saludos
p

Teodoradorna dijo...

oh doctor, oh noble alejandro. Noble porque describir con esa altura esas circunstancias, sinceresé, que la sinceridad no ofende, salvo que este mal dicha y sus palabras sean horrorosas y carezcan de una estetica apropiada.
oficiar de taza antes que una guachada es un algo inexplicable, las mejores respuestas suelen ser igual de inexpiclables.
clap, clap!
abrazo

M.V. dijo...

Es fabuloso ver lo que la literatura puede hacer con nuestra esquizofrenia... por lo demás esta licencia literaria no me parece que deba entrar en discusiones de obseno, mal gusto, etc, ya que ¿quién sería el responsable del texto?